Datos del Pueblo |
Atienza |
Pueblo |
Atienza |
Municipio |
Atienza / Comarca: Sierra |
Provincia |
Guadalajara |
Comunidad |
Castilla La Mancha |
Habt. / Ine 2004 |
450 |
|
Ayuntamiento |
Dirección |
Plaza de España, 11 |
Código postal |
19270 |
Teléfono |
949 399001 |
Fax |
949 392333 |
Oficina Turismo |
Contactar con telf. citado |
Web Oficial |
Atienza |
Web de Interés |
|
E-mail municipio |
atienza@local.jccm.es |
Historia 1886 | Se halla situada en la falda
oriental de un cerro, combatida por todos los vientos, que
atravesando las inmediatas sierras, hacen el clima frío, y propenso
a nieves y abundantes lluvias. Rodea la población, una muralla débil
y ruinosa, que antiguamente estaba coronada por quince torreones, y
se entra a ella por las puertas denominadas Puerta Caballos, de
Antequera y de Salida, que antes llamaban Saláda, por haber junto a
ella, una fuente de agua salobre. Hoy está dividida la población, en
cinco parroquias, componiendo un total de 530 vecinos, y 2.120
feligreses, cuyas parroquias son las siguientes: Sta. María del Rey
y la Santísima Trinidad, de término; San Salvador, de segundo
ascenso; San Gil, también de segundo; San Bartolomé, rural de
primera clase, y San Juan, de término. Todas poseen casa rectoral,
excepto la del Salvador. La primera está situada en la parte
superior de la villa, al S. del Castillo; se ignora la época en que
fue fundada, si bien conforme a una nota ó asiento, que hay en el
archivo de la parroquia de San Juan, parece que fue construida en
1537. Es un hermoso edificio de piedra sillar, cercado de un elevado
atrio y con una fuerte torre en su parte occidental. Tiene dos
portadas, una al S. con verjas de hierro, y la otra hacia el 0. Su
extensión interior, es de 114 pies de largo, 30 de ancho, y 35 de
áltura; consta de una sola nave, sostenida por arcos de piedra, en
forma de ramos, que figuran distintas cruces; descansando los arcos
sobre diez columnas cilíndricas metidas entre las paredes. Tiene
buena sacristía, suntuoso coro con órgano, y en una de sus capillas,
se conserva la reliquia de las espinas de la corona de Jesus, que
fueron trasladadas a ella, después de la supresión del convento de
S. Francisco, donde antes existían, desde el 24 de Diciembre de
1.402., que las entregó a los religiosos D. Pedro Rojas, marqués de
Lanzarote, bajo ciertas condiciones, aprobadas por el General de la
Orden. El coro, está en la parte inferior del Templo, con asientos
de nogal; y en las paredes de la Iglesia, hay buenas pinturas de
lienzo, sobresaliendo entre ellas, la que representa él martirio de
San Pedro. La Iglesia de San Salvador, es pequeña, y no ofrece
particularidad alguna, fuera de su elevada torre con antepechos de
piedra; su techumbre, reconstruida por haberse quemado durante la
guerra de la Independencia, es de cielo raso con su media naranja.
La de San Gil, era lugar de asilo, y una de sus paredes, dá frente a
la calle real, que desde la plazuela, baja a la puerta de Antequera;
a la entrada del Templo, hay un pegueño átrio, que nada de
particular ofrece; su techo es artesonado, con arcos de piedra tiene
un coro en alto y un órgano regular. La de San Bartolomé, está junto
a la puerta de Salida; es un pequeño edificio con espadaña, al cual
se entra por un mediano pórtico, y no hay en su interior otra cosa
que llame la atención, que el celebrado Santo Cristo de Atienza, que
aunque de mediana escultura, le tienen muchísima devoción, no
solamente los vecinos de la villa, sino también los de los pueblos
inmediatos. La Iglesia de San Juan, se ignora cuando fue construida;
es muy buen edificio de figura cuadrilonga, de 147 piés de largo, 81
de ancho, y 72 de elevación. Sus paredes exteriores se hallan
sostenidas por veinte machones, y comunican luz al interior, once
grandes ventanas; cinco arqueadas en la pared del S.: otras tantas
de igual clase al N. y una circular hacia el O. Debajo de esta
última, hay una portada para entrar en el Templo existiendo la
principal, en el lado del S. El interior, consta de tres naves,
sostenidas por 24 columnas cilíndricas de 39 pies de altura,
colocadas en cuatro hileras, habiendo ocho de dichas columnas, de 19
palmos de circunferencia, en medio del edificio, y las otras de
menor diámetro, colocadas entre la pared. La nave del centro, es un
poco más larga, ancha y elevada, que las otras dos; descansa sobre
las ocho columnas aisladas, y otras cuatro de las entremetidas en la
pared, que forman las dos hileras del medio; sobre estas, y desde el
mismo punto de altura, parten los arcos de las otras bóvedas, a
unirse en la pared respectiva, sobre sus correspondientes columnas.
La nave principal, tiene una media naranja ovalada, y por bajo de
uno de sus arcos, esta el altar mayor, en el que se ven algunas
pinturas sobre lienzo, que representan el bautismo de Jesucristo, su
predicación en el desierto, el martirio de San Esteban, y a San
Martín, partiendo la capa con un pobre. En la parte inferior de la
Iglesia está el coro, con buena sillería de nogal, su órgano, y dos
grandes cuadros; uno de Sto. Tomás de Villanueva, repartiendo
limosna a los pobres, y otro en el que se ve a Herodes con su mujer,
sentados a la mesa, en la que es presentada en un plato la cabeza
del Bautista. Además de estas Iglesias, había antes en Atienza, las
de San Esteban y San Martín, cuyos edificios existían al lado de las
Tenerías. Ignórase en qué punto estuvieron situadas las Iglesias de
S. Miguel y San Pedro. A la Iglesia de San Gil, se incorporó la de
Santiago, que estaba detrás del Castillo, en el camino de Miedes; a
la de San Juan, se agregaron las de San Esteban San Martín; y a la
de San Bartolomé, se reunió la de San Nicolás el Alto, cuyo edificio
se hallaba junto a las Tenerías. De la Iglesia de San Nicolás de
Cobarrubias, se ven los cimientos, pues fue arruinada a principios
de este siglo. La de Ntra. Sra. del Val, quedó reducida a ermita, la
cual existe más abajo de la indicada puerta de Salida. El término de
Atienza, limita con los de Bañuelos, Romanillos y Casillas por el
N.; con los de Riofrio y Madrigál por E.; por el S. con los de
Narros, La Bodera y Rebollosa; y por el O. con los de Alpedroches y
Tordelloso. El terreno, se encuentra cercado y cruzado de colinas y
montes, viéndose al S. de la población, la peña llamada de La Bodera,
de la cual parten las sierras de Alto Rey; todo su término, produce
granos, legumbres, hortalizas, cáñamos y algunas frutas. Como
partido judicial, confina, por el N. con el de Medinaceli; E. con el
de Cogolludo; S. con el de Sigüenza; y O. con el de Riaza. Su
extensión de N. a S. es de seis leguas y media, diez de E. a O.;
ocho y media de NO. a SE.; y ocho de SO. a NE. formando una
circunferencia de veintinueve leguas y media. Es muy conocida la antigüedad de la villa de Atienza, aunque se ignora su origen. Fue en la historia de España romana, una de las que encumbraron su nombre en el partido de Sertorio, que era el de la gloria y el de la independencia española. Se mantuvo tan firmé en él, que no se rindió a los ejércitos de Pompeyo, hasta después de un obstinado sitio asesinado ya Sertorio, por los suyos. Era la capital de aquellos famosos celtíberos, de quienes tantas proezas y memorias gloriosas nos han trasmitido los historiadores, nombrándolos siempre unidos con los arevacos y pelendones, para sostener el honor de las armas celtíberas, contra los innumerables ejércitos de la ambiciosa Roma. Fue ganada al poder de Islám, por D. Alfonso III hijo primogénito de Ordoño I el año 887, y a 8 de Febrero de 989, arrasó Almanzor sus murallas, después de un estrecho sitió, siendo tomada y saqueada Atienza diferentes veces, en esta guerra, por moros y cristianos. Méndez Silva, en su «población géneral de España» atribuye su adquisición definitiva, y su repoblación, en el año 1083, al Rey D. Alonso VI. El Concejo de Atienza, prestó interesantes servicios, en las guerras contra los moros, y en los trastornos civiles. En el año 1301, fue dada esta población al infante D. Enrique, gobernador en la menoría del Rey, mediando la Reina madre, para apaciguar sus recelos, que podían dar motivo de sediciones en Castilla. También fue una de las que tomaron parte a favor del Rey Don Enrique, contra el Rey D. Pedro en 1367, y una de las prometidas por este a su hermano, cuando aquel lo estrechó en Montiel, el año 1368. Atienza se contó entre las señaladas por el rey de Castilla, a Doña Felipa, hija del duque de Alencaster, que se titulaba rey de Castilla y de León, cuando casó con el portugués, para que se apartase de la obstinación, que tenia hacia los derechos de estas coronas. El rey de Navarra, se apoderó de Atienza teniéndola bien fortificada, pero la guarnición atormentaba a los pueblos comarcanos, con sus continuas correrías, hasta que la sitió D. Juan II de Castilla, y se rindió a los tres meses de sitio; bajo la condición de que se nombrasen Jueces, que decidieren a quién debía entregarse, quedando entretanto guardada en tercería, por la reina de Aragón, D.° María, cuñada, del rey de Navarra, y hermana del de Castilla, que al efecto la guardó hasta que los Jueces decidieron; pero por cuenta de lo que se gastó el navarro en la defensa de la villa, se le concedieron 15.000 florines. Por los sufrimientos, que sufrió la población, dió el rey D. Enrique IV a ella y sus arrabales, el privilegio de no pagar empréstitos, ni contribución, ni repartimientos, ni tributos ordinarios ni extraordinarios, ni prestar servicio alguno, exceptuándose solamente las alcabalas, según resulta del privilegio dado en Palencia, el 25 de Enero de 1457. También le fue concedido a esta villa otro privilegio por D. Juan l en 5 de Setiembre de 1380, en consideración a los muy nobles, leales y grandes servicios, que había prestado a su padre D. Enrique. Por este privilegio, los hace libres de portazgo, pedaje y pasaje, en todos sus estados. En 1508, estuvo detenido en la fortaleza de Atienza, el Obispo de Badajoz, D. Alonso Manrique, el cual huyendo a Flandes, fue prendido de orden del rey, por Francisco Luján, corregidor de las cuatro villas de la costa. Desde esta prisión, fue enviado al Arzobispo de Toledo, para que lo juzgase por orden del Papa. En el castillo de Atienza, estuvieron también presos el mariscal D. Pedro de Navarra, y los caballeros D. Antonio de Peralta, primogénito y heredero del conde de Santiesteban, D. Pedro Enriquez, y otros varios personajes. En 1519, el mariscal D. Pedro, fue trasladado desde esta fortaleza a Barcelona, para que jurase por Rey de Navarra, al de Castilla, prometiéndole, si hacia esto, la restitución de sus estados, oficios y honores; pero el mariscal se negó a ello, y entonces el Rey D. Carlos, lo mandó llevar preso a la fortaleza de Simancas, que se halla en la provincia, partido judicial, Obispado y audiencia territorial de Valladolid. Antes de la exclaustración, había en Atienza un convento de frailes franciscanos, cuyo edificio estaba junto a la puerta de Antequera: aunque fue construido en 1276, debió ser reedificado en lo sucesivo porque Doña Catalina Medrano, vecina de esta villa, viuda de D. Fernando Rojas, comendador de la Orden de Santiago, otorgó testamento en 1541, y en una de sus cláusulas decía: «Item mando que se haga la otra capilla del crucero de San Francisco, que está por hacer, conforme a la otra, que está ya hecha.» Más adelante deja 20.000 maravedises para la construcción de dos retablos en dicha capilla. En otra disposición testamentaria, manda la misma señora, que se le entierre en la capilla de San Antonio, que está debajo del Altar mayor, «la cual capilla, añade, hicimos el Sr. Fernando, mi marido, donde al presente; está sepultado, y yo; y que se hagan dos bultos de alabastro de nuestros cuerpos, donde estaremos D. Fernando, mi Señor, y yo». Y así fue en efecto. En la expresada capilla, fueron enterrados dichos señores, y en la misma se hicieron dos bultos de alabastro. Por las armas reales, que había en el Altar mayor, usaba esté Convento, el titulo de Casa Real de San Francisco; tenía por patrona a la purísima Concepción, y las frailes eran claustrales, hasta que el año 1493, los Reyes Católicos, D. Fernando y Dona Isabel, impetraron y consiguieron del Papa Alejandro VI que todos viviesen sujetos al Guardián, y que en caso de no querer obedecer, sé les arrojase del Convento. Así consta en una Bula pontificia expedida, en 27 de Marzo del mencionado año. Por encima del arrabal, denominado Puerta Caballos, se perciben también algunos vestigios del convento de San Antonio Abad, llamado también Casa Real de San Antonio, en cuya portada había unas armas, que en 1818, fueron colocadas en la torre de Santa María. Se cree que fue fundado en tiempos muy remotos, siendo quemado por los franceses en 1311. Hay también en Atienza, un hospital, en cuya capilla llama la atención, una preciosa estatua titulada el Sto. Cristo del Perdón, hecha en Madrid el año 1753 por el escultor Luis Salvador Carmona; representa a Jesús con los vestigios de su pasión marcados en su cuerpo, descansa arrodillado sobre un globo de una vara de diámetro, con el cuerpo un poco inclinado hacia abajo; los brazos levantados en alto ofreciendo a la vista de los espectadores, las llagas de sus palmas y la cabeza coronada de espinas, y un poco levantada hacia el cielo, donde parece que tiene fijos los ojos. La villa de Atienza, es cabeza de Arciprestazgo, y centro de Conferencias, donde concurren Casillas, Alpedroches, Cañamares, La Miñosa, La Bodera, Riofrío, Cercadillo y Prádena. Dista trece leguas de Guadalajara, su provincia; cuatro de Sigüenza, su audiencia de inscripción, y veintitrés de Madrid, su capitanía general.
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Informacion |
“Se asienta a la salida del sol, al pie de su
monumental castillo roquero. Es cabecera de una comarca diversa cuya
altitud media sobrepasa los 1.100 metros sobre el nivel del mar, de
temperaturas frescas o frías según la época del año. Zona en la que
hay caza para el deporte y para el consumo ocasional de quienes por
aquí habitan. Tierra de costumbres tantas veces centenarias,
clavadas de raíz en la vida de los pueblos, que por estas latitudes
aman sobre todas las cosas y defienden como algo consustancial con
ellos mismos y con la historia que les legasen quienes les
precedieron. Gentes honradas en cuerpo y espíritu, sobrias,
cordiales y sencillas igual que la tierra que las alimenta, y de
corazón grande, como inmensa es también el alma de la sierra.”
(Atienza, comarca montañosa y medieval. José Serrano Belinchón.) Informacion (ediciones@aache.com). |