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Cogolludo es una de las tres grandes
localidades de la zona. Viniendo desde Madrid, a partir de ella, la
Serranía guadalajareña va tomando forma, y a medida que se va más al
norte de este municipio las carreteras se van haciendo más sinuosas
a la vez que se empiezan a cruzar pinares y las primeras sierras.
Arte y Monumentos:
• Palacio de los Duques de Medinaceli: Un lujo que aún brilla
Si Cogolludo tiene muchas razones para hacerle una visita, el
palacio ducal de su plaza mayor es el más singular, sin duda. Aparte
de subir hasta la iglesia de Santa María, perfecta de proporciones y
muy bien restaurada; o de ver las ruinas de sus conventos (el
Carmelo, San Francisco) y aún esa sorprendente iglesia de San Pedro
a la que nunca llega la ayuda para dejarla redonda con su
impresionante decoración pictórica... aparte de subir y bajar por
sus empinadas callejas y dominar el paisaje de sierras y campiñas
desde las alborotadas piedras de su castillo calatravo, la razón del
viaje ha de ser contemplar, visitar, conocer, y gozar lo que el
palacio ducal nos ofrece.
En primer lugar se fijará el viajero en su fachada, que es
horizontal, amplia, cubierta de almohadillados sobresalientes,
coronada de un petril afiligranado, centrada por una portada de
sonora belleza grutesca, con el escudo orondo del constructor, don
Luis de la Cerda, primer duque de Medinaceli, sostenido por querubes
y alojada en un laural netamente cívico, los seis ventanales
partidos que adornan su piso alto le dan una imagen inconfundible,
preciosista, de esas que uno no se cansa de mirar, porque con
facilidad evocan el siglo mismo en que se levantó.
Pero ha de pasarse al interior. Y allí mirar su zaguán, hoy vacío,
su escalera, sin más interés, y su gran salón alto, el *salón rico+
que llamaron entonces, en el que la chimenea de decoración mudéjar
quita la respiración, de lo hermosa que es.
En la parte baja, se entra al patio, del que hoy solo quedan las
columnas, con sus capiteles y arcos, y fragmentos breves de su
galería alta, del arranque de la escalera, etc. Esos restos que han
servido a Pérez & Pérez para reconstruir con fidelidad total al
original, mediante dibujos, la imagen primera de este patio, que
dejó asombrados a todos cuantos a lo largo de los siglos pasaron por
él.
No eran menos espectaculares las galerías que daban sobre el
jardín/jardines que en terrazas se extendían hacia el sur, con
arquitrabes y zapatas de piedra, adornadas de los escudos de la
familia constructora, y que hoy se ven, sueltos, por aquí y por
allá, puestos en edificios del pueblo. Con detalle y sencillez,
padre e hijo se encargan de darnos *masticado+ este edificio que es,
hoy por hoy, un poco complicado de entender, debido a los destrozos
que ha sufrido a lo largo de los siglos, pero que a nada que se siga
el hilo de la explicación comprendemos con facilidad su esencia
primigenia. Y a través de ella nos percatamos de cómo podría
reconstruirse, restaurarse, o, en último extremo, utilizarse
dignamente para algo que además diera un impulso a la villa de
Cogolludo. Porque ahora, con los jardines renacentistas ocupados por
una plaza de toros, y la soledad habitando en los muros interiores y
en el patio, este palacio que tanta admiración causó a propios y
extraños hace siglos solo depara esa primera impresión, solemne y de
monumentalidad, pero también alimenta la idea de que, en esta tierra
nuestra, el patrimonio mejor está un tanto olvidado de quienes
tienen posibilidad de darle vida.
El palacio ducal de Cogolludo existe todavía, afortunadamente, y ha
superado las más difíciles pruebas de una historia española que ha
sido tan capaz de construir como de destruir, en los últimos siglos.
Este libro de Juan Luis Pérez y Javier Pérez nos da la medida exacta
de su importancia, de su historia, la de sus personajes, el valor de
sus múltiples detalles, las anécdotas de lo que en él ha
ocurrido.... pero no puede alejar ese punto de tristeza que se nos
queda cuando, después de admirarlo (y ya sabiendo todo lo que se
puede saber de él) nos alejamos oyendo cerrar tras nosotros ese
portón que quizás no se abrirá hasta una semana después, para dejar
pasar a otros cuantos turistas, que le mirarán, se admirarán de su
grandiosa silueta, y no será capaz de aportar nada más que eso,
asombro y maravilla, a cuantos se ponen delante de él. Que cada vez,
afortunadamente, son más, y con más respeto. (Antonio Herrera Casado
Cronista Provincial de Guadalajara)
(Siglo XV.- Monumento Hco.-Artístico)
• Plaza Mayor (Sobreportalada) y Fuente
"La Nevera" (Almacén medieval de nieve helada)
• Iglesia de Santa María (S. XVI. Conserva un lienzo de José de
Ribera en su interior)
• Iglesia de San Pedro (S. XVI sobre primitivo templo románico)
• Ruinas del Monasterio de San Antonio
• Antiguo Convento del Carmen (Se conserva la fachada de la iglesia)
• Iglesia Románica de Beleña
• Ruinas del Castillo
• Ermitas de San Antón, La Soledad, San Isidro, Vírgen del Val y San
Miguel
Fiestas Tradicionales:
• Santa Agueda (5 de febrero, "De interés turístico regional")
• San Miguel (29 Sept.)
• Botarga de Beleña (15 Agosto)
• "El Pelele" (Domingo Resurrección"
• "Los Chocolateros" (Miércoles Ceniza)
• Fiesta Mayor (15 de Agosto)
• Romería del Val (3er. domingo de sept.)
• San Diego (12 noviembre)
• Molletes de San Antón. 17 de Enero
Parajes naturales:
• "Merendero de la Zarzilla" (Carretera de Hiendelaencina. Mesas y
bancos de piedra,barbacoa y fuente)
• Yacimiento Arqueológico del "Lomo" (Edad del Bronce)
• Puente Arabe sobre el río Sorbe (Beleña de Sorbe)
• Masa de Pinares (300 hectáreas)
• Ribera del río Aliendre
Pueblos anexionados:
• Aleas
• Beleña de Sorbe
• Torrebeleña
• Veguillas
(ftes y texto. ver links y Diputacion de Cuenca) |