Historia 1886
|
Referir los datos estadísticos de esta ciudad,
lo creo inútil é innecesario, una vez, que todo el clero de la
diócesis, tiene conocimiento de ellos mucho mejor que el que los
trascribe. Por consiguiente, solo consignaré aquí, los datos
históricos de la población; y aun entre los más notables,
suprimiendo algunos, por no ser un libro de esta clase, espacio
suficiente para exponerlos todos; y aunque nada nuevo enseño, por
estar muchos de ellos consignados por diferentes autores, y en
diferentes obras, esta misma circunstancia ha sido siempre, el
principal obstáculo, para que lleguen a la mano de la generalidad a
la cual interesan principalmente.
El nombre de esta ciudad, después que sus antigüedades atestiguan su
existencia en lo más remoto, a que pueden remontarse hoy las
investigaciones obligan desde luego, a contarla entre las ciudades
primitivas españolas. En este concepto, no es extraño que muchos
hayan atribuido su fundación a Hércules; pero lo más cierto es, que
Sigüenza era conocida con los nombres de Segontia, Seguntia y
Saguntia, apoyándose los que le dan este último nombre, en que,
cuando tuvo lugar la destrucción de Sagunto se retiraron huyendo por
los montes muchos de sus habitantes, por no perecer entre las
llamas. Llegaron a Sigüenza, y hallándola desierta por haber
sucumbido a alguna catástrofe anterior, lo repoblaron ellos,
llamándole Saguntia, en memoria de Sagunto, su patria a quien
acababan de perder: más esta opinión, que parece no carece de
fundamento, está desautorizada por los cronistas. Las autoridades
más respetables, afirman que en esta ciudad, era donde tenía sus
almacenes el ejército celtíbero, que en el año 195 antes de nuestra
redención, pasó a defender a los Turdetanos, contra las armas
romanas. El cónsul generalmente conocido por Catón el Censor, vino a
caer sobre ella, pero fueron valerosamente rechazados sus embates, y
tuvo que levantar el sitio. Plinio cuenta esta ciudad, entre las
arevacas asegurándose que antes existía la población, en Villavieja,
sita a media legua de la posición, que hoy tiene. Nada más puede
decirse con relación a aquel tiempo, y llegada la época de la
dominación de los Godos, fue elegida en Sede episcopal, siendo el
primer Obispo de que se tiene noticia, Protógenes, que debió serlo
antes del año 589, en que asistió al Concilio tercero de Toledo, y
todavía vivía el año 610. En tiempo de este Prelado, ocurrió, que
las armas del Rey Witerico, vencieron junto a Sigüenza a los
soldados romanos, que aun quedaban en el país. Llegada la irrupción
de los árabes, esta ciudad hubo de someterse por capitulación, pero
conservó, sin embargo la dignidad episcopal; y así San Eulogio
escribiendo al Sr. Obispo de Pamplona, el año 851, le decía, que
había pasado por Sigüenza y encontrado en ella, al prudentísimo
varón Sisemundo, que era su obispo. Más tarde vinieron los
principales padecimientos de los indígenas, distinguiéndose
particularmente por su religión semi-árabe, que había recibido la
ciudad, y entonces faltó la dignidad episcopal en ella. Después se
cuenta entre las numerosas conquistas de Alfonso VI que restableció
la Sede, en principios del siglo XII, poniendo por primer obispo, a
D. Bernardo, que se hallaba de capiscol en Toledo La importancia de
esta Diócesis, que fue presidida por hombres eminentes, ha hecho
que, con la mayor frecuencia, suene el nombre de Sigüenza en la
historia de la Nación: sus Prelados, batallaron con ahinco, en la
guerra contra los moros; figuraron luego en las revueltas, que
afligieron los estados cristianos, y muchos de ellos, han brillado
en los negocios del Estado. El cardenal Mendoza Obispo de Sigüenza,
obtuvo el arzobispado de Sevilla y más tarde el capelo. En todos los
disturbios de guerras y desastres, a Sigüenza, siempre le tocaba
padecer. D. Juan Nuñez de Lara, taló sus campos y su distrito en
1283; y en 1290, volvieron a hacer lo mismo, el Rey de Aragón, D.
Diego de Haro y el de Lara. Este último, la acometió el 1298, pero
el valor de sus habitantes, consiguió rechazarle. Entre los
edificios que m llaman la atención en la capital de nuestra
Diócesis, merece especial mención la Catedral, situada en uno de los
costados de la plaza mayor; es un edificio de piedra sillería,
solidísimo, y de gran mérito: en su fachada principal, tiene tres
puertas, y delante, un espacioso atrio, con costosas verjas de
hierro, de 70 pies de longitud por 30 de latitud. A cada lado de las
puertas laterales se eleva una torre cuadrada de 50 varas de altura,
y doce en cuadro; sobre la puerta principal, hay un escudo, que
representa el acto de entregar la Santísima Virgen una casulla a San
Ildefonso, y una gran ventana, que da luz al interior del Templo, el
cual consta de tres naves con 313 pies de longitud en su totalidad,
y 112 de latitud. La del centro, tiene 98 de elevación, y 64 las
colaterales, siendo igual la anchura de las tres, sostenidas todas
por 24 columnas inclusas las de las paredes y entrecapillas. El
Altar Mayor, tiene un precioso tabernáculo, y el coro, situado en
bajo, en el centro de la Iglesia, es espacioso, con sillerías
adornadas de delicadas labores.
Detrás del coro, se encuentra un magnifico altar, suntuoso en sus
formas, hecho de jaspe, dedicado a Nuestra Señora con el título de
la Mayor por las inmediaciones, hay un grandioso claustro, mandado
construir por D. Bernardo Carbajal, Obispo de la diócesis, patriarca
de Jerusalén y Cardenal de la Santa Cruz. Por la capilla mayor, se
entra a la sacristía, llamada generalmente el Sagrario, que es una
pieza de piedra, de una sola nave, de ochenta pies de longitud,
veintisiete de latitud y treinta y ocho de elevación hasta su techo;
dentro, hay una bonita capilla, llamada de las reliquias, por
contener una preciosa colección de ellas. Actualmente, está dividida
Sigüenza, en tres parroquias: San Pedro, Santa María y San Vicente,
todas de término, y todas con casa rectoral. Hay además dos
conventos de religiosas, uno de franciscanas con la advocación de
Santiago, sito en la calle mayor, en la parte alta dé la población,
y otro de Ursulinas, próximo a la alameda; el colegio de San Martín,
que fue fundado en 16 por el Dr. D. Juan Domínguez, racionero de la
Catedral, y natural de Fuentelsáz. Frente a este colegio, estaba el
convento de San Jerónimo, y el de San Antonio, este último, hermoso
y sólido edificio, que fue universidad literaria, en la cual, desde
1472, se daba la enseñanza general, que en las demás del reino,
hasta la reforma, que se hizo en 1770, por la cual, quedó reducida,
a las cátedras de filosofía y Sagrada Teología, habiendo continuado
así, hasta que fue suprimida el año 1837. Ambos edificios, se
unieron después, por el Sr. Obispo de la diócesis, Don Francisco de
Paula Benavides, para el objeto que hoy tienen; el de San Jerónimo,
para convento é Iglesia de los Paules; el de San Antonio, para
palacio episcopal.
Sigüenza, como población limita con los términos de Pozancos y
Alcunéza por N.; por E. con Guijosa y Barbatona; S. con Pelegrina y
Moratilla, y O. Moratilla y Palazuelos. Como partido judicial,
confina con los de Medinaceli por el con los de Molina y Medinaceli,
por E; con los de Brihuega y Cifuentes por el S; y con el de
Atienza, por el O. Como obispado, se halla entre el de Osma por el
N; por el E. con los de Zaragoza, Teruel y Tarazona; S. con el de
Cuenca, y O. con el de Toledo y Segovia. El Obispado de Sigüenza,
era antiguamente de los más ricos de España, pues los granos del
diezmo, ascendían anualmente, a cincuenta mil fanegas, é igual
número el de corderos, pudiendo asegurarse, que en aquellos años,
consistía en dos millones de reales, la renta anual de los Prelados.
Hoy está reducido a 80.000 reales, y derechos de visita. Se gloria
Sigüenza de poseer el cuerpo de Sta. Librada, y de ser patria de los
escritores. D. Andrés del Prado, Diego Millán y José de Sigüenza, D.
Juan Pablo Rizo, dice también, que en Sigüenza comenzó a usarse, en
su tiempo, lo que en el comercio se llama la contraseña comercial.
Consiste esta, en elegir cada comerciante, diez letras diferentes,
al arbitrio de cada uno, correspondientes a los diez guarismos
aritméticos: Así por ejemplo: manguitero. El comerciante, que elige
esa contraseña, la tiene presente en su imaginación, escrita en esta
forma:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 0
m a n g u i t e r o
Ocúrresele fijar, el precio de un género cualquiera, y echa mano de
las letras, en vez de los números. Por ejemplo a 16 reales vara: mi;
a 34, ng; a 32, ea; a 40, go; a siete y tres cuartillos, t*n/g; a
ocho y dos cuartos, e*a/g, etcétera, etc. Así es, que como cada
comerciante tiene su contraseña comercial, es imposible, aun entre
los de la misma población, averiguar el precio de sus géneros. Y
cuando cambian de dependientes, cambian también do contraseña
comercial. Sigüenza, se halla situada, en el kilómetro 140 de la vía
férrea de Madrid a Zaragoza, tiene próximamente de novecientos a mil
vecinos, y dista de Guadalajara, su provincia, doce leguas, y
veintiuna de la Capitanía general de Madrid. Es una de las nuevas de
inscripción, habiendo correspondido antes a la territorial de
Madrid. El nuevo tribunal, ó palacio de justicia, se halla situado
frente al actual palacio episcopal.
|